La vista es el sentido más importante para conducir: también lo es para percibir riesgos a tiempo…
Cuando estás circulando debes estar obviamente muy atento a lo que pasa delante de ti: los coches que te preceden, las calles a las que os acercáis, los giros que se pueden hacer en ellas y si hay entradas de aparcamientos cerca para prevenir movimientos de los demás conductores, la señalización por si un semáforo va a ponerse rojo, la acera por si un patinador o ciclista está a punto de cruzar rápidamente…
Pero tanto o más importante que todo eso es lo que está pasando detrás de ti. Por detrás es por donde pueden venir los mayores peligros, en parte porque un golpe trasero en moto es muy malo (no tienes ninguna protección ni apoyo para tu espalda y cuello, y el casco pesa) y en parte por lo inesperado que resulta. Si delante de ti de repente hay atasco y hay que frenar, debes estar atento a que detrás lo vean o/y quitarte de su posible trayectoria.
Cuando te pares en un semáforo, lo primero es no hacerlo nunca en mitad de tu carril, aunque esté todo disponible, en realidad aún menos en ese caso: si llega un coche despistado que no ve el semáforo y frena tarde, te llevará por delante.
Mejor quédate entre carriles o apartado a un lado, para que el posible despistado pase de largo. Mientras estés parado sigue muy atento a tus retrovisores, además de coches despistados podrían pasar más cosas, como un posible coche de policía pidiendo paso (y no sería la primera vez que se llevan alguien «puesto»), u otra moto buscando sitio.
Párate también eligiendo una zona que, al arrancar, te permita pisar el mínimo de pintura blanca: recuerda evitar pisar líneas blancas siempre. Así, cuando haya humedad, lo harás «en automático» y evitarás muchos sustos.
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