Con este tiempo es toda una lotería salir entero y no volver a cachos. Las heladas matutinas y vespertinas obligan a salir justo cuando el sol está en lo más alto y aún así…
Antes de salir hay que llevar a cabo el ritual básico de inspección, que mi negrita lleva varios meses de vacaciones. Tras quitarle la funda del Lidl, arrancó nuevamente a la primera. Comprobé intermitentes, luces (cortas, largas, freno maneta, freno pie…) y puse en hora el reloj. Luego comprobé las presiones, para tener un referencia en frío antes de llegar a la gasolinera y una vez allí, corregirla y también echar gasofa. Hoy también tocó llenado gratis.
Al salir de la gasolinera y pararme en el stop, comprobé previamente que el cemento helado era como una pista de patinaje; menuda trampa para los menos avispados.
Quedé con mis colegas GLS, Eu, Karlangas y un compi nuevo, Chosqui. Pensamos en una ruta corta matutina, la típica de dos cafés, uno al principio y el otro de vuelta a casa. Con la helada que cayó durante la noche, desistimos de una por el interior y fuimos lo más pegado a la costa para evitar sustos.
Por fortuna la mañana acompañaba y a medida que transcurría, el sol iba secando las zonas menos sombrías. Pero las otras seguían ahí, a la salida o entrada de cualquier curva, impasibles, indiferentes aunque endiabladamente amenazantes. Esto me hacía pensar que en ningún momento podía bajar la guardia porque a la mínima, volvía a casa en cachitos; que yo no soy mú’grande…
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NOTA: Puede que los enlaces, imágenes y/o vídeos dejen de verse.
La brevedad de la ruta lo compensa con creces ese par de cafés entre amigos. Hay que sacar la moto más a menudo, que parada en el garaje también se estropea. Como siempre… un placer!
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