A veces soy extremista. O no me bajo de mi negrita ni para c… o pasan los meses y ni nos vemos. Son las circunstancias de cada uno las que mandan. Hoy estamos juntos, hace buen tiempo; al menos por la costa no llueve ni nieva. Compruebo que tiene bien las presiones y que la batería aguanta estoicamente el devenir de los meses así que, ¡¡¡me voy a dar una vuelta!!!
El objetivo de la ruta es, aparte de divertirme un rato con mi Hornet, moverla para que no se quede demasiado tiempo sobre la pata de cabra; evitar que las gomas permanezcan en la misma posición y que la batería desfallezca por falta de actividad. Aunque haya dejado el botón del encendido (el rojo de la derecha) en off, lo más conveniente es desconectar los bornes pero nunca encuentro el momento. Quizá porque piense que en cualquier oportunidad la voy a coger; aunque truene ahí fuera…
El tramo de ida es el más divertido por sus reviradas curvas que ayudan a mis neumáticos a recobrar la forma, mientras que el de vuelta es para “cargar la batería”. Como buena ruta, no falta el lumbreras que me echa del carril por no mirar por sus retrovisores, ni aquel otro que viene tan pegado, que parece la cuarta letra de mi matrícula pese a ser zona de 50… ¡¡¡Qué paciencia, madre!!!
La última vez que salimos no pasamos por el “manguerazo”, por lo que aprovechando la buena temperatura le quito las reservas de proteínas alojadas en todos los recovecos del afilado frontal. Hablando de parásitos, en la inspección básica rutinaria, me encuentro un nuevo inquilino incrustado en mi goma trasera, ¡¡¡será cabr… pero si está nueva!!!
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Categorías: Rutas
Me gusta 😉 Buen relato y muy buenas costumbres, jejeje
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