Cuando digo que al circular en moto me faltan ojos, ¡no bromeo! Además, tengo complejo de Fernando Trueba al dirigir la mirada no sólo hacia delante sino, instintivamente, también hacia atrás de manera permanente, ya que SIEMPRE se debe saber qué pasa detrás de uno, para actuar consecuentemente y más aún cuando te vienen comiendo la matrícula…
Veamos el planteamiento de la acción que muestra la fotografía principal de este capítulo de «¿Qué hago mal?», que muestra una escena cotidiana en la ciudad. En principio, ninguno de nuestros dos motoristas ha cometido fallo alguno. Ambos se han detenido adecuadamente en el semáforo y se hallan junto a la línea de stop. Vemos que los automóviles que les siguen se encuentran convenientemente situados por detrás.
Pero retrocedamos en el tiempo unos segundos, vitales para entender en qué podemos mejorar los motociclistas nuestra seguridad. Unos instantes antes, la circulación iba a cierta velocidad cuando, de repente, el semáforo se ha puesto en ámbar. Es curioso. En Madrid, «ámbar» significa «¡verde!» y los vehículos no suelen detenerse en frenada abrupta en los semáforos, para evitar que los que vienen por detrás se los lleven por delante (esto es lo que técnicamente se llama un «alcance»).
Se hace más bien todo lo contrario, se suele apurar todo lo posible hasta el cambio a rojo (a veces hasta saltártelo) para frenar junto a la línea. Pero supongamos que estamos en Barcelona, donde sucede precisamente lo contrario. Allí el ámbar es respetado (a cambio, se sale del semáforo antes de que se ponga en verde) y los vehículos de la foto le han hecho caso, deteniéndose. Las dos motos se han dado cuenta perfectamente del cambio de semáforo. Sus conductores son rápidos de reflejos, han frenado como se debe y se han parado justo a tiempo, ¡en la misma línea!
¿Todo bien? ¡No! Atendiendo a una intuición, ambos echan un vistazo al retrovisor y ven con pavor cómo un coche llega a toda velocidad, mientras se escucha el chirrido de los neumáticos bloqueados en plena frenada de emergencia. Sólo les queda rogar a los dioses que el coche sea capaz de frenar y no los atropelle. ¿Cuál de las dos motos tiene más posibilidades de evitar un automóvil en frenada de perdición?
Reflexión legal. En el caso de este supuesto atropello la responsabilidad legal del accidente sería claramente del automóvil por dos motivos. Por una parte, los alcances son siempre responsabilidad del que va detrás (independientemente de que el vehículo alcanzado se haya detenido de repente), por no haber respetado la distancia de seguridad que permita detenerse sin que se produzca el choque. Por otra, en el caso de un semáforo en rojo en el que una moto se haya detenido adecuadamente, la culpa del contrario resulta todavía más evidente.
Cómo mejorar:
- El conductor del automóvil que nos sigue está hablando por el móvil, manipulando la radio o el GPS, leyendo el parte de visitas, o simplemente admirando una rubia… Fíjate (espejo) si te mira o no.
- Ni siquiera ha visto el cruce y sigue circulando a toda velocidad. Cuando se ha dado cuenta del semáforo percibe que «nos come», ya es tarde: de nuevo, estar pendiente de tus espejos puede salvarte.
- Aunque en un semáforo o un stop detenerte en el centro de la calzada sea lo más natural, párate a un lado y deja siempre un espacio de seguridad para que un automóvil que no haya logrado frenar pueda pasar de largo a tu lado sin arrollarte.
Asegúrate cada mañana de que la luz de stop y el piloto posterior funcionan, es la mejor manera de indicar al vehículo que te sucede que piensas detenerte.
En caso de que el ámbar te haya sorprendido «muy justo » e intuyas que el conductor del coche de detrás no frenará a tiempo, además de detenerte a uno de los lados avanza unos metros.
Usa los retrovisores con frecuencia. Si cuando se pone en ámbar añades una miradita a lo que se cuece detrás, estarás mucho más preparado para realizar una maniobra evasiva.
Yo prefiero detenerme a la derecha por esta ventaja: puedes apoyar la pierna en el bordillo, de manera que mantienes mejor el equilibrio si la moto es alta y puedes meter mejor la primera marcha.
Recuerda que sólo en un 25% de accidentes en moto con contrario, la culpa es nuestra: ojo avizor.
© Agradecimientos y Créditos: Motociclismo.es.
Nota: Puede que los enlaces, imágenes y/o vídeos dejen de funcionar.
Pues, hará al menos ya 16 años, paré en el semáforo, que estaba cambiando de naranja a rojo, miré para atrás, no venía nadie, y un camión que iba a mi derecha (eera doble carril), se lo saltó, y estuve por hacer lo mismo, a su rebufo, pero ya estabna en rojo
Paré, bajé los pies, apoyé las manos en el depósito y, de repente, escucho un frenazo, y salí volando por encima del semáforo, cayendo en medio del cruce, y más frenazos…la moto, salió despedida unos 300 m…
«No te ví», dijo el que me atropelló. Iba con prisa, mirando al semáforo alto, etc, etc…
Resultado, año y medio de baja, dos vértebras a tomar por saco…
Me fui a vivir a Málaga 7 años, y me vino muy bien. Me volví a Valladolid, ya va a hacer 9 años este verano, y desde hace dos, he vuelto a tener los dolores y molestias de los cambios de tiempo
Me tengo que replantear el volverme al sur, a que me de el iodo en los huesos de nuevo
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*Pues a mí me multaron por saltarme un semáforo justo al cambiar a rojo. Lo hice porque había empezado a frenar en ámbar, pero miré a mi retrovisor, por si acaso, y detrás venía un coche a toda velocidad. Reaccioné acelerando a fondo y apartándome justo a tiempo, pero en lugar de «cazarme» el maldito coche (por muy poco…) lo hizo un agente de tráfico, que por cierto no logró identificarlo ni mucho menos sancionarlo. Ante mi indignada queja se limitó a señalar que tenía razón, pero que según el código yo había cometido una infracción y debía multarme. Recurrí y gané, pero lo más importante es que ese día volví a nacer. Desde entonces siempre miro por el retrovisor antes de frenar en un semáforo, por si se esconde algún asesino a mi espalda.
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