Actualmente entre el precio de la gasolina, lo delicado de la situación con el carnet por puntos y el campo de minas en que se ha convertido el territorio nacional con los radares, ¿quién se puede permitir el lujo de comprar una deportiva? Supongo que éstos son algunos de los motivos que han provocado que los fabricantes reorienten sus estrategias a mercados más emergentes como es el nacked, y más concretamente el “big nacked”. La Z1000 es una de sus protagonistas…
Dada las escasas diferencias entre las ¿hermanas? Z1000 y Z1000SX publico esta prueba realizada por mi tocayo Javier Pérez-Rubio para Clubmoto1.com:
Buscábamos una moto de sensaciones fuertes, que nos quitase el aliento entre curva y curva… una naked que nos dejase huella con su aceleración salvaje. La hemos encontrado. El zarpazo de la Kawasaki Z1000 nos ha marcado para siempre.
Tenemos la marca. Una cicatriz en forma de Z a la altura del hombro. Desde que subimos por primera vez en la Z 1000 mi compañero Javier y yo notamos un escozor en el brazo que horas más tarde se convertiría en esta huella. La naked más bestial de Kawasaki nos ha dejado su sello…
Los apasionados de las naked de gran cilindrada conocen bien esta bestia verde. Kawasaki sabe que tiene fieles seguidores y desde su vuelta al mercado en 2003 la han ido evolucionando y perfeccionando con tres modelos distintos hasta dar vida a la Z que hoy probamos. Una moto que recibe un cambio radical respecto a su antecesora tanto en diseño como en mecánica.
A primera vista la Z1000 te llama la atención por sus líneas angulosas. Se ha trabajado en un conjunto muy agresivo que no deje a nadie indiferente a su paso. Sus clásicas colas de escape te hacen reconocerla enseguida. Poderosa y ancha por delante, con la nueva careta del faro más baja, y minimalista por detrás, con su estrecho colín y juego de leds trasero, la hacen parecer un Pit Bull. Y si la escuchas, su sonido bronco te atrapa. Te incita a subirte.
© Kawasaki MotorsUna vez encima de ella compruebas que no es una moto tan radical como parece. La postura es cómoda, el asiento bajito y un piloto de talla media se encontrará muy a gusto a sus mandos. Las curvas redondeadas del depósito te abrazan e integran en el conjunto. Si eres alto tal vez los estribos elevados te pasen factura después de un centenar de kilómetros. Se agradece la posibilidad de cambiar la inclinación del velocímetro digital para adaptarlo a tu medida, es una maniobra sencilla. Tiene tres posiciones.
MotoraZo. He de reconocer que el primer modelo (fui propietario de una Z1000 ‘04) tenía más patada en la franja alta de revoluciones, era más enérgico, pero también más brusco. Sin embargo este nuevo propulsor es más suave, lo que no significa menos efectivo. Vibra menos, es más lineal y más amable al tacto de acelerador. Eso sí, no se te olvide que llevas 138 CV entre las piernas y que si le buscas las cosquillas vas a sentirlos en todo su esplendor. Su caja de cambio de 6 velocidades está pensada para jugar con ella. Verás que te pide enseguida cambiar da marcha ya que la notarás siempre “cabreada”. En zonas reviradas es una moto 10. Tal vez la notes un poco pesada en el tren delantero en los primeros kilómetros, pero en cuanto le coges el feeling se convierte en una prolongación de tu cuerpo y sentirás la necesidad de buscar curvas y más curvas. El nuevo chasis de aluminio similar al de la ZX10-R y las suspensiones más rígidas –multirregulables- te dan una confianza mayor que los modelos anteriores. La frenada es uno de los puntos que más penaliza. A pesar de contar con dos enormes discos de 300 mm y pinzas radiales de 4 pistones, hay que accionar fuerte la maneta si quieres frenar duro. Al no llevar embrague antirrebote es probable que traquetee de detrás si bajas marchas muy rápido.
Fuera de su medio, en autopista la Z se encuentra perdida. Es verdad que puedes ir deprisa pero las excesivas revoluciones que mantiene en 6ª a velocidad legal y el viento azotándote no ayudan para nada la conducción. Encima, su pequeño depósito de 15 litros te obliga a repostar antes de los 200 km siempre. Si tienes pensado viajar con ella, te recomendamos la versión SX, una moto pensada para este fin pero con el mismo espíritu. En ciudad, a pesar del calor que desprende su gran motor de 1.043 cc, es ágil gracias a su manillar alto que facilita los movimiento entre el tráfico…
Estamos ante una moto que no te deja indiferente, un capricho asequible que te dejará una sonrisa siempre al aparcarla. Además si te gusta personalizarla, Kawasaki y la industria auxiliar disponen de un gran número de accesorios para hacer de tu Z algo único. ¿Sientes el zarpazo?
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