Curvas y gravilla

Si algo he de agradecer al curso de conducción segura que hice en mayo, -aparte de los conocimientos, claro está-, es la capacidad con la que me enfrento a los problemas. Sin ir más lejos, antes era incapaz de apartar la vista de una miserable piedrecita que se interpusiera en mi camino, y además tenía la grandísima habilidad de pasarla por encima… ¡¡¡con las dos ruedas!!! Ahora ya no miro a la piedra, sino al hueco (por pequeño que sea éste) que haya a su lado. Pero, ¿qué pasa cuando no es una piedrecita, sino todo un campo de minas?

El comportamiento de una moto sobre gravilla se puede transcribir, transmitir o lo que quieras pero… esto no te lo hace s-e-n-t-i-r. Debes conocer las reacciones de tu moto, y gracias a lo empírico, tener la suficiente “sangre fría” para no amilanarte en una situación típica de pánico.

Vale, una vez que sabes que pisando gravilla la moto se mueve más que las caderas de Shakira y que tú eres un Piqué en potencia, ahora toca leer el asfalto para anticiparte a su desestabilizante efecto. Para ello, Juan Carlos Toribio ha escrito un interesante artículo publicado en Formulamoto.es, donde aclara los pormenores de este “árido”:

La presencia de áridos en la calzada o parte transitable del arcén es una de las causas que en muchas ocasiones nos lleva al suelo. Saber dónde, cómo y cuándo existe mayor número de probabilidades de encontrarnos expuestos a este peligro, es la principal fórmula para realizar una conducción preventiva. Sin olvidarnos de la siempre necesaria atención permanente en la conducción.

La presencia de áridos en carretera atiende a tres causas fundamentales:

· Caída de la carga de un vehículo de transporte de mercancías.
· Fisuración o rotura de la capa de rodadura del firme. Un fallo estructural que puede generar el desprendimiento de áridos.
· Corrimiento de tierras. Generado por la acción del agua (riego o lluvia) sobre caminos adyacentes.

La localización de los áridos, según la configuración de la vía, se experimenta principalmente en los siguientes escenarios:

· Trayectorias curvas hacia la derecha e izquierda.
· Glorietas.
· Cruces en T.
· Intersecciones con carril de incorporación.
· Proximidades a caminos con pendiente descendente a la carretera.

Por otro lado, como conductores debemos saber que una carretera sin arcén es más propensa a que los áridos se encuentren en la zona de rodadura debido especialmente a:

· Su inferior intensidad media diaria.
· Su inferior frecuencia de mantenimiento.
· Su inferior ancho de uso.

Ante estos riesgos, nuestro consejo en curvas es mantener el protocolo habitual de seguridad, asomarnos para ver y después decidir cuándo (velocidad), cómo (aceleración, deceleración, inclinación, etc.) y por dónde.

Especialmente en carreteras convencionales de un carril para cada sentido de circulación y sin arcén estableceremos trazadas centradas en nuestro carril garantizando la distancia de cruce. La probabilidad de áridos en la zona central del carril es menos probable que en los laterales o incluso el centro de la calzada.

Actualización por Joan Campsolinas:

Echo de menos en este artículo algo que, aunque obvio, es de suma importancia: en caso de gravilla (y también en el de hielo o aceite) hay que intentar a toda costa:

• Circular con la moto lo más recta posible, y si estamos en medio de la curva “desinclinar” todo lo que podamos hasta superar la zona de gravilla.
• Evitar transferencias bruscas de peso hacia cualquiera de las ruedas, o sea, no frenar ni acelerar. Incluso evitar el cortar gas de golpe (mejor en caso necesario cortar sólo en parte), porque la retención del motor también transfiere peso a la rueda delantera, precisamente la más difícil de “recuperar” a tiempo.

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