El que no sabe tiene que aprender a base de experiencias, consejos de colegas o gracias a algún que otro curso. Recuerdo mis primeros pasos con una moto de marchas, y no me refiero a aquel “invento” con que me enseñaron en la autoescuela, sino a la que me compré al poco de tener el “A” en el bolsillo. Fui tan buen alumno que la llevaba IGUAL que a un coche. Practicaba una conducción muy dulce, y casi siempre, en torno a las mismas revoluciones que a la lata, ¡valiente patán! La pobre vibraba taaaaanto con mi forma de conducir -aparte de por su naturaleza “bi”-, que algunos me preguntaban por quién era el paquete que venía conmigo a tos’laos…
Con el paso de los kilómetros y de las motos, te vas curtiendo hasta el punto de saber cuando usar las marchas cortas, las largas, entrar en la zona roja, oír el motor, reducir con el golpe de gas, jugar con el punto de gas, etc. Conceptos todos que te explica desde Motociclismo.es. Sin embargo, me sigue quedando una asignatura pendiente, que es aprender a “cambiar sin usar el embrague”…
Cambia para bien… Un motor de 4T ofrece una retención al cortar y reducir que aprovechamos para disminuir la velocidad y entrar con seguridad en curva. Sin embargo, bajar más marchas de lo necesario puede llegar a bloquear la rueda trasera. Del mismo modo, llegar a una curva con una marcha más larga de lo debido obliga a abusar excesivamente de los frenos y favorece entrar en curva casi «en rueda libre», sin posibilidad de encontrar la respuesta adecuada para equilibrar la moto con el acelerador en la salida del viraje.
¡Marchas largas! Si circulas con marchas cortas, la respuesta del motor será siempre más directa y violenta. Si aceleras en plena curva así, afectará al equilibrio longitudinal de la moto, que “cabeceará”: al abrir gas se agachará de atrás y se levantará del tren delantero, abriendo la trayectoria y rompiendo el equilibrio de agarre de los neumáticos; y lo contrario al cerrar. Evita, pues, “cerrar-abrir” en inclinación: al contrario, y mejor usar siempre, en lo posible, marchas largas. Acelera desde la “zona buena” del motor, siempre progresivamente, antes que estés demasiado cerca de la zona roja, donde el motor ya no da más de sí, obligando a un delicado cambio de marchas mientras aún estás inclinado saliendo de la curva…
Doble golpe de gas. Al reducir una marcha desde un alto régimen de giro puede producirse un bloqueo de rueda trasera por las diferencias entre las velocidades de rotación del cambio y del cigüeñal. Para evitarlo, da el conocido golpe de gas «en vacío» mientras accionas el embrague para reducir.
Bloqueo en retención. Aprovecha la retención del motor para reducir distancias de frenada. Ejercicio: en una recta despejada, y con la moto recta, baja dos relaciones de una vez y suelta el embrague de golpe: conocerás de forma segura el momento de aparición de un bloqueo que evitarás usando convenientemente el embrague…
“Zona buena”. Aunque en carretera no es necesario apurar, el mayor rendimiento de tu motor se da en su “zona buena”: la que va desde que su curva de par consigue su máximo valor, hasta que la curva de potencia máxima da igualmente su pico. En tu ficha técnica, si el par máximo se cifra a 5.000 rpm y la potencia máxima a 9.000 rpm, usa el motor en lo posible entre estos dos valores… Por debajo, y sobre todo por encima de la zona roja, el motor ofrece ya menos respuesta: evítalo.
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