Últimamente ando más ocupado y tengo que administrar mejor mi escaso tiempo libre para actualizar el blog. La buena noticia es que cojo a mi negrita “por obligación” todas las tardes y eso, ¡¡¡no tiene precio!!!
Te contaba días atrás mi experiencia en el viaje de ida de Pontevedra-Palencia. Ahora le llega el turno a la ruta inversa: Palencia-Pontevedra. Qué rápido pasan los días cuando se está bien, ¡caramba! De nuevo me estuve repasando el mapa para encontrar otra alternativa al viaje de ida. Encontré una que me gustaba volviendo por la N-525 hasta A Gudiña y allí, girar sentido Viana do Bolo, A Rúa, Monforte, etc. por la N-120 a Pontevedra pero, al final, no me fiaba del estado de la revirada carretera desde A Gudiña hasta A Rúa (vista satélite en el Google Maps), y decidí seguir el “Plan A” inicial, es decir, todo por Autovía (A-52) a la vuelta.
Mi equipaje era más liviano, al menos el casco y cazadora de mi chica quedaron en Palencia, por lo que reuní todo en la mochila de depósito. No hice caso a sus consejos de poner la mochila de depósito en el sillín cogida con la malla elástica, y decidí mantenerla sobre el depósito pese a que era más voluminosa que en la ida. Pensé que me seguiría haciendo de efecto “pantalla” contra el viento.
Giré la llave de contacto de mi bandida. Se inició el autotest y todo indicaba que OK para calcar el embrague y pulsar en el encendido para arrancarla. La dejé a ralentí mientras la cargaba. Puse una bayeta entre la mochila y el depósito para evitar arañazos innecesarios, sabio consejo de mi colega Zentolo que hasta el día de hoy llevo a cabo, todo sea por un depósito sin marcas. Ahora bien, entre tú y yo, al final siempre hay alguna mota de polvo que te jode!!! Juasss!!!
Enfilamos la N610a hasta Benavente con destino Ourense por la A-52. ¡¡Qué aburrido, por Diosssss!! Pasados tropecientos kilómetros no podía más con la autovía –ya fue toda una experiencia- y me salí en Xinzo de Limia aprovechando que tenía que repostar. -A propósito, el consumo genial-. Me tomé un café, que estaba que me dormía encima de la mochila que, por otra parte, no me ayudó contra el viento. Tanto sopló el aire que mientras tomaba ese café en la barra aún seguía moviendo la cabeza…
Inicié la ruta, pero esta vez lejos de autovías. Carretera N-525 y N-541 hasta Pontevedra. El Paraño como siempre, majestuoso, aunque yo ya no llevaba cuerpo para muchas alegrías y a ciento y poco disfrutaba como el que fuera a lo Stoner/Rossi en Laguna Seca. Después de un montón de kilómetros, me di cuenta de que dos de los seis imanes de la mochila de depósito (los más cercanos al manillar) los había colocado encima de la bayeta, y al no hacer contacto directo con la chapa, se me levantaba. Lo arreglé sobre la marcha aunque me extrañó no haberlo advertido antes, la emoción de las curvas pensé…
Cuando por fin llegué a mi garaje, perdí el equilibrio maniobrando en parado con la Bandit por culpa de mi mochila sobredimensionada, y nos fuimos todos al suelo. Lo peor es que “no sentía las piernas” –como Rambo, jijij- y ni la rabia de ver tu moto en el suelo me daban fuerzas para levantarla. Gracias a unos chicos que me ayudaron la pusimos en pie y luego, tras la «valoración de daños”, la metí en su plaza.
Después del viaje me apetecía una ducha y un colchón hasta el día siguiente. Menos mal que sólo vine de Palencia que, si llega a ser con uve de Valencia, me tienen que recoger con una pala por el camino, Juasss!!!
Al día siguiente hice de improvisado mecánico y le cambié yo mismo la maneta del embrague y el intermitente trasero izquierdo (que es el mismo que el delantero derecho, que lo sepasssss ) Por supuesto ambas piezas paralelas que originales te cuestan una pasta y éstas son clavaditasss
© Agradecimientos y Créditos: Google Maps.
Nota: Puede que los enlaces, imágenes y/o vídeos dejen de funcionar.
Meu tú no sabes que los garajes se "tuercen" contranatura cuando entra una moto… Da rabia la burrita besando el suelo, pero si tu cuerpo está bién … el resto subsanable…
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