Según dicen, lleva llovido a fecha y día de hoy, la misma cantidad de agua en un día que en todo un «mes de aguas» por estos lares. Por ello no es de extrañar la cantidad de contratiempos que estamos padeciendo por diversos puntos de la geografía gallega en estos momentos. Tampoco es que toda la culpa la tenga la siempre bienvenida lluvia pero bueno, no es motivo de este blog el tema… 


En lugar de ir por la aburrida (y peligrosa, más aún con este tiempo) autopista, me decidí, como siempre, por la ruta alternativa del interior. De tal manera que cogí la N550 que daría paso a la PO-331, con una fugaz incursión por la N120 para acabar en Baiona rodando sobre la PO-340.
Las primeras curvas llegaron en el tramo entre Redondela y el aeropuerto vigués (PO-2603) siendo espectador de excepción del aterrizaje a muy pocos metros de un avión de Spanair. Seguro que los lugareños están más que acostumbrados a la estampa. Mientras ambos «pilotos» conducíamos nuestros bichos, me preguntaba cómo haría él para «frenar» semejante «amasijo de hierros» con el asfalto tan mojado y resbaladizo… Y es que, en estas curvas enlazadas no puedes bajar la guardia un sólo instante «en seco», imagínate con lluvia!!!
Siguiendo con la ruta, entre Vincios y Gondomar, se ponía de nuevo a prueba nuestro equilibrio con una remesa de curvas incesantes que te hacían sentir como a un «piloto de MotoGP» dándole al gassss con la misma cautela de quien lleva una bandeja de piezas de cristal «Swarovski» (o como diantres se escriba jajaaj) con una sola mano sobre un suelo resbaladizo. Su asfalto es de esos que a simple vista no te inspiran ninguna confianza aunque mis Bridgestone demostraban lo contrario.
En resumidas cuentas, me apunto esta ruta para hacerla sobre seco como tambien evitar salir en días tan machacones de agua como el de hoy, ya que mi «look de aguas» escasamente llega al «Aprobado».
Después del estado en el que llega uno del periplo, es altamente aconsejable acercarse a junto del vendedor, sí, de aquel que os «requete» aseguraba que aquello no calaría con lluvias, y enseñarle como los impresionantes guantes «Waterproof» escurren «tsunamis» con el simple gesto de apretar los dedos; que la cazadora BKS (Bikers Spirit) con la «releche» de etiquetas que justifican su alta resistencia y capacidad a dios sabe qué, me sirve ahora mismo como regadera de mis geranios y, por último, los pantalones Levior con la misma rivalidad en etiquetas que la BKS y no sé cuantas marcas registradas que lleva uno publicitando en todo su cuerpo, está «deshidratándose» sobre un cubo (que si no me pone el suelo de la casa perdido jajajaj)…
A lo mejor entre tanta etiqueta se me olvidó leer aquella que decía (o el vendedor obvió comentar) «Resistencia al agua entre 5 y 15 litros»… 

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